Es una realidad innegable que luego de la llegada de la pandemia, nuestra forma de trabajar y los modelos de negocio sufrieron un embate tan profundo que los obligó a acelerar sin control para no ser absorbidos hasta desaparecer, como si de un hoyo negro se tratase.
La transformación y la adaptación fueron conceptos que entraron en las conversaciones diarias y se convirtieron en habilidades fundamentales, que cada negocio debía integrar y desarrollar si querían sobrevivir.
Sin embargo, el ritmo acelerado de transformación que las empresas adoptaron junto a sus colaboradores, puede que en la superficie parezca un acto heroico de supervivencia y adaptación, pero en el fondo, está causando estragos que tienen un costo muy alto.
En un estudio llevado a cabo por Personia, se descubrió que la mayoría de los freelancers, pymes y empresarios, han sufrido una caída de hasta el 30% en su productividad, a pesar de estar trabajando más que nunca.
Tal impacto se debe en gran medida al agotamiento mental y físico, producto de la hiperconectividad y el aumento abrupto de nuestras actividades con la llegada de la nueva era del trabajo.
Asimismo, el último informe de la anatomía del trabajo hecho por Asana, encontró que los profesionales invierten hasta el 60% de su tiempo laboral en los pormenores de su trabajo, es decir, a las actividades que no aportan valor real al negocio, a lo que le podemos llamar una auténtica pérdida de tiempo.
Pero, por qué empresas y colaboradores están sufriendo este desgaste personal y caída de su productividad, cuando la verdad, es que estamos viviendo una época en la que estamos más ocupados que jamás en la historia.
En realidad se trata de la ruptura del viejo paradigma de la administración del tiempo y la entrada de un nuevo enfoque de la gestión de la energía personal.
En este sentido, al desconocer los principios de la gestión de la energía personal, es natural que enfrentemos desgaste individual y que los días se escapen de nuestras manos, dejando la amarga sensación de que hemos hecho demasiadas cosas para nada.
Para empezar a solucionar esto, lo primero que debe hacer es conocer los 3 enemigos clave de la productividad en la actualidad:
- La distracción: Provoca que desatiendas las actividades importantes para que prestes atención a los estímulos del exterior. Cuando esto sucede, tu atención se desconecta y volver a concentrarte requiere de una enorme cantidad de tu energía vital.
- El desenfoque: Centra tu energía vital y esfuerzo en la dirección incorrecta y no hay nada que desgaste más que hacer muy bien lo que no nunca se debió haber hecho.
- La dispersión: Divide la atención entre múltiples actividades y si hay algo que debe apreciar, es su energía atencional. La dispersión hace que se desgaste en demasiadas tareas que no aportan valor real ni a ti, ni a tu negocio.
Para empezar a vencer a estos 3 enemigos y esquivar el desgaste personal y su impacto en la productividad, enfócate en ejecutar muy bien las siguientes acciones:
- Establece expectativas claras a cada colaborador y ten las tuyas aún más claras.
- Mantén una comunicación constante y fluida con todo tu equipo.
- Ofrece y recibe coaching continuo.
De esta forma evitarás que las personas, inclusive tú mismo, inviertan su tiempo en las tareas equivocadas. Lo que les permitirá utilizar de una forma más eficiente la energía vital de cada persona, a la vez que se optimiza el desempeño en tiempo real y provee un enfoque claro.
Cuando aprendemos algo nuevo cambiamos nuestro mundo y cuando lo cambiamos estamos listos para nuevos aprendizajes. Te invitamos a aplicar esta información tanto en los negocios como en tu vida personal.
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