
La habilidad de apreciar trasciende a las grandes conquistas, es disfrutar también las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Esta práctica nos permite enfocarnos en lo positivo y cultivar una mentalidad de abundancia y satisfacción, elevando nuestra experiencia de vida a un nivel más profundo y significativo.
Al ser una persona ambiciosa, me he puesto grandes metas, desde destacar en el mundo deportivo y escénico hasta crear grandes negocios y proyectos. Eso hacía que tuviera un gran enfoque en los resultados que quería lograr y que buscara a través de ellos mi autoreconocimiento y disfrute.
Sentía que tenía prisa y ansiedad por alcanzar mis metas, como un perro persiguiendo un carro, y al igual que él, cuando lograba la meta, no sabía qué hacer con ella. Simplemente me establecía una meta más grande y difícil. Este patrón se sostuvo durante muchos años, hasta que me di cuenta de que no me generaba felicidad ni plenitud, solo ansiedad, angustia y estrés.
Enfocarse únicamente en alcanzar metas puede llevarnos a una felicidad efímera. Una vez logramos una meta, la satisfacción dura poco y pronto nos encontramos fijando nuevas metas, lo que puede llevar a un ciclo interminable de insatisfacción.
Por otro lado, aprender a apreciar el camino nos permite experimentar una felicidad continua. Es crucial aprender a valorar no solo los resultados finales, sino también el progreso, el esfuerzo y el aprendizaje obtenidos a lo largo del viaje. Esta perspectiva nos ayuda a encontrar alegría y significado en cada paso, haciendo que cada momento cuente.
En un punto, entendí que la verdadera plenitud proviene de aprender a apreciar las pequeñas cosas que componen nuestra vida diaria. El amanecer, el aroma de la naturaleza por la mañana, una sonrisa amable de un extraño, la sensación del sol en la piel, son momentos que, si se aprecian, pueden llenar nuestro día de alegría y significado. Cultivar esta habilidad nos permite mantener una perspectiva positiva, incluso en momentos de desafío. Fue entonces cuando adopté uno de mis mantras más poderosos: “Construye una vida extraordinaria, disfrutando de lo ordinario”, algo que me repito constantemente.
Desarrollar la capacidad de apreciar también nos lleva a una mentalidad de abundancia. En lugar de centrarnos en la escasez y lo que nos falta, aprendemos a ver la abundancia que ya existe en nuestras vidas. Esta mentalidad de abundancia no solo mejora nuestra satisfacción personal, sino que también nos hace más generosos y abiertos a compartir con los demás, creando un ciclo de positividad y bienestar que beneficia a toda nuestra comunidad.

¿Cómo cultivar la habilidad de apreciar?
Practicar la Contemplación Diaria: Dedicar unos minutos cada día para contemplar y apreciar las cosas que nos rodean puede cambiar nuestra perspectiva y ayudarnos a enfocarnos en lo positivo.
Mindfulness y Meditación: Estas prácticas nos ayudan a estar presentes en el momento y a apreciar las cosas tal como son. Al reducir la velocidad y prestar atención a nuestras experiencias, podemos encontrar belleza y alegría en las cosas simples.
Expresar Apreciación: Tomarse el tiempo para reconocer y valorar a los demás, ya sea a través de palabras o acciones, fortalece nuestras relaciones y nos conecta más profundamente con los que nos rodean.
Reflexión Regular: Al final del día, reflexionar sobre las cosas que hemos apreciado puede consolidar este hábito. Preguntarnos qué fue lo más destacado del día nos ayuda a terminarlo con una nota positiva.
Fomentar una Actitud Positiva: Rodearnos de personas positivas y practicar el pensamiento positivo nos ayuda a mantener una actitud de apreciación.
Los beneficios de aprender a apreciar son numerosos. Las personas que practican la apreciación suelen experimentar mayores niveles de felicidad, menos estrés y una mejor salud mental y física. Además, esta práctica mejora nuestras relaciones interpersonales, ya que la apreciación y el reconocimiento son fundamentales para construir y mantener conexiones significativas.
Desarrollar la habilidad de apreciar es una inversión en nuestro bienestar y plenitud. Al aprender a enfocarnos en lo positivo y cultivar una mentalidad de abundancia, podemos transformar nuestra experiencia de vida. Esta práctica nos permite encontrar satisfacción y alegría en el presente, mejorando nuestra calidad de vida y contribuyendo a un sentido de paz y contentamiento duradero.
Aprecio realmente que te hayas tomado el tiempo para leerme.
Alejandro Caminer.
