7 Componentes de la productividad alineados al desempeño consciente

¿Ser productivo depende del tiempo invertido o de la forma en la que trabajas?

A mis 21 años empecé siendo un emprendedor lleno de energía y con una gran motivación. Luego de varias experiencias pude concluir que mis ganas y mi disciplina eran insuficientes para lograr mis objetivos, además estaba sacrificando mi tiempo personal para trabajar y trabajar.

Ser productivo y estar ocupado no es lo mismo.

Si inviertes mucho esfuerzo sin obtener resultados, es probable que estés atrapado en esta confusión. 

Una creencia importante que me costó cambiar fue pensar que al estar ocupado todo el día, estaba siendo productivo. Aunque sentir la adrenalina de estar a mil, involucrado en una serie de proyectos y programas fue muy estimulante, con el tiempo descubrí que tal como estaba manejando mis negocios, no estaba acercándome a mis metas, considerando además que  mi capacidad de gestión estaba a tope.

Entendí que la productividad se mide por los resultados que podemos lograr, no por el tiempo que le dedicamos a una tarea. Y desde allí empecé a dar mi tiempo y energía de forma más selectiva. 

¿Qué estarías dispuesto a hacer para lograr tus objetivos sin sacrificar tu bienestar? 

Todos queremos lograr metas y conseguir objetivos, pero dejar esto al azar es la decisión menos recomendable, hay que hacer que las cosas que queremos pasen y ello requiere aplicar lo que ya ha sido probado y comprobado. En este momento te invito a tomar decisiones enfocadas y estratégicas, basadas en los modelos desarrollados en Caminer Mentorship.

Conjuntamente con el bienestar y el empoderamiento, la productividad es uno de los 3 pilares del Desempeño Consciente, que combina los 7 elementos, que los voy a detallar a continuación, te invito a analizarlos en tu parte personal o en la profesional:  

  1. Intencionalidad: Inicia por definir un direccionamiento, basado en la visión, misión, objetivos y metas, en conexión con tu propósito personal y/o profesional, junto con la energía emocional necesaria para impulsar todo lo anterior, pregúntate, ¿Cómo me veo a mí o a mi organización en algunos años?, ¿Qué debo hacer para que eso se vuelva realidad?, ¿Qué quiero lograr en parámetros que sean medibles?, ¿Cómo necesito sentirme para acompañar todo este proceso?  Es fundamental formular cada respuesta de manera clara y concisa.
  2. Estrategia: A partir del análisis de la realidad existente, mira tus fortalezas y oportunidades -como profesional o como organización- al igual que tus debilidades y amenazas, todo ello alineado a una intencionalidad (y todos los elementos que esta incluye), con el fin de establecer las tácticas según las metas. ¿Qué me hace ser bueno a mí o a mi organización en algo?, ¿Qué está pasando en el mercado de mi interés que puedo aprovechar en este momento?, ¿Qué características mías o de mi organización no apoyan este proceso? todas estas respuestas deberán estar alineadas al punto anterior.
  3. Planificación: Realizar un plan de acción con una proyección a futuro es vital para que las cosas ocurran. Requieres gestionar las tareas en el tiempo de forma ordenada y conectada, para ello están disponibles una serie de modelos y herramientas que facilitan todo el proceso de inicio a fin. Tomando como base los 2 puntos anteriores ¿Qué herramientas y modelos me pueden facilitar mi planificación?, ¿Dónde puedo aprenderlos para aplicarlos?, ¿Qué necesito mirar y no lo estoy haciendo?
  4. Organización: Debes administrar tus tareas, priorizar y diferenciar lo urgente de lo importante y gestionar tu energía de forma efectiva para una excelente ejecución. Si tuviéramos que hacer todo en el mismo momento, colapsaríamos en el intento, así que vale tener claro, ¿qué es lo que puede esperar y lo que no?  Para esto te recomiendo utilizar la matriz de Eisenhower.
  5. Ejecución: Elige las técnicas y herramientas más idóneas para llevar a cabo las tareas de forma efectiva, manteniendo 3 ingredientes: concentración, disciplina y perseverancia. En esta parte se visibiliza tu esfuerzo previo, no puedes lograr una buena ejecución sin haber cumplido con los puntos anteriores, si esta no sale bien, se requiere hacer ajustes en los pasos previos.
  6. Hábitos: Es vital implementar acciones consistentes que te permitan alcanzar resultados sostenibles en el tiempo, manteniendo una práctica inteligente y disciplinada. ¿Has pensado que cada persona es el resultado de sus hábitos cotidianos? Así es, por lo que es muy válido examinar qué hábitos te están ayudando, cuáles te están perjudicando y cuáles no estás practicando.
  7. Monitoreo: Revisa los resultados obtenidos junto a los procesos, evaluando lo que debes mantener y lo que debes replantear. El proceso nunca termina porque hay una valiosa retroalimentación que nutre el proceso y brinda evidencias de los avances y retrocesos, así que siempre vale que te preguntes ¿estoy satisfecho con los resultados obtenidos?, ¿en qué podría mejorarlos?

Es importante tener clara la diferencia entre lo que resulta difícil, complejo e imposible; lo primero y segundo son posibles, a medida de que quien esté interesad@ tenga la voluntad de desarrollar las habilidades requeridas sobre un mapa estratégico de acciones basadas en objetivos claros y esté dispuesto a invertir el esfuerzo que amerita, ¿qué vas a hacer con la información que acabas de recibir?

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